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sábado, 27 de junio de 2009

MENTE Y ESPÍRITU - LLENA de color TU VIDA

LLENA de color
TU VIDA

"Recuerda que las grandes cosas se logran dando un paso a la vez y siendo perseverantes. Esto no significa quedarse quieto, tampoco correr todo el día; implica tomar el tiempo necesario para decidir y actuar siempre de la mejor manera"

La velocidad y la prisa que caracterizan nuestros días hacen que corramos de un lado a otro sin que prestemos verdadera atención a lo que hacemos y a todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Así, terminamos por no percibir el valor, el significado y la importancia que todas esas cosas tienen para nosotros.

Cuántas veces hemos leído o escuchado alguna frase que nos recuerda la importancia de vivir atentos a lo que sucede en el momento presente. Y es que conocemos muy bien la teoría, pero la práctica se nos hace un tanto difícil. Siempre estamos distraídos. Generalmente vamos camino a la oficina, o de regreso a casa, pensando en todo lo que tenemos que hacer, tratando de aprovechar el tiempo, como si de esta manera pudiéramos ir más rápido o ser más eficientes. Pero lo cierto es que mientras realizamos esta especie de ritual mental, nos perdemos el paisaje y el entorno que acompaña nuestro recorrido, la conversación con nuestra pareja o la expresión de la cara de nuestros hijos que nos acompañan y que insisten en comunicarse con nosotros, o el amigo que entusiasta nos saluda y que no vemos, el atardecer… Lo mismo nos sucede el resto del día. Vivimos ensimismados en nuestros problemas, en nuestras tareas pendientes y preocupaciones, como si el hacerlo nos permitiera resolverlos con más facilidad y eficiencia para poder, al fin, dedicarnos a vivir como queremos.

¿A dónde vas con tanta prisa? Hoy seguramente te levantaste, una vez más, tarde, acelerado, sin tiempo para disfrutar de la belleza de un día luminoso y despejado, sin tiempo para tomar un buen desayuno, para abrazar a tus hijos o para conversar con tu pareja. Siempre corriendo, siempre buscando atajos para llegar más rápido… Tal vez estés cargado de estrés y tensión por la prisa que envuelve tus días y ni siquiera te hayas dado cuenta.

Practica un ejercicio de ubicación para aquietar tu mente y recuperar la calma: Detente y mira hacia los lados, describe mentalmente el lugar donde te encuentras, observa el paisaje con calma, y colócale calificativos como bello, majestuoso, verde intenso, azul profundo, infinito, relajante; si estás acompañado observa el rostro de la otra persona, su expresión, escucha lo que te dice, sin prejuicios, abre tu mente; y si estás solo, reconoce tus pensamientos, sonríe, respira suavemente, tranquilízate y disfruta el momento.

Recuerda que las grandes cosas se logran dando un paso a la vez y siendo perseverantes. Esto no significa quedarse quieto, tampoco correr todo el día pretendiendo hacer más de lo que en realidad puedes; implica tomarte el tiempo necesario para decidir y actuar siempre de la mejor manera.

No permitas que todo lo que sucede afuera de ti te haga perder el equilibrio necesario para mantener el control de tu vida. Cuando sientas que la prisa te toma, repítete mentalmente: ¡Ve más despacio y vive mucho más!

ASÍ PUEDES darle color

"En lugar de fijarte en lo negativo, dedícate a encontrarle un elemento positivo a cada experiencia que tengas"

1
BAJA LA VELOCIDAD A TUS DÍAS
Proponte hacer las cosas con más calma. Reduce tu lista de asuntos pendientes y ajústala de acuerdo a la prioridad que tiene cada uno, a tu capacidad para cumplir con ellos, tomando en cuenta el tiempo real.

2
REALIZA PEQUEÑOS ACTOS DE BONDAD
Son muchas las pequeñas cosas que podemos hacer para suavizar la vida de alguien. Dejarnos llevar por lo que sentimos al solidarizarnos con otra persona puede marcar la diferencia.

3
CONÉCTATE CON LA PRESENCIA DE DIOS
Guarda siempre un momento para la reflexión, la oración o la meditación. Recuerda que en Dios puedes refugiarte cada vez que lo necesites.


4
PLANIFICA UNA REUNIÓN PARA COMPARTIR
Organiza una tarde llena de actividades divertidas y relajantes para compartir en familia o con tus amigos. Averigua cuáles actividades disfrutan más, e invítalos a participar en la organización.

5
HAZ CONTACTO CON LA NATURALEZA
Procura caminar al aire libre rodeado de un ambiente natural, y verás cómo, en unos pocos minutos, el estrés y las preocupaciones desaparecerán de tu mente y recuperarás la vitalidad y la alegría de vivir.

6
MIRA LO POSITIVO
En lugar de fijarte en lo negativo, atrapado en el estrés, la ira o la frustración que pueda producirte una situación, dedícate a encontrarle un elemento o un aspecto positivo a cada cosa que hagas o a cada experiencia que tengas. De esta manera te será más fácil minimizar lo difícil
y resaltar todo lo bueno que también sucede.

7
POTENCIA EL SENTIDO DEL HUMOR
Cuando nos reímos, por alguna situación inesperada que ocurre en la cotidianidad, el peso de los asuntos pendientes y de las responsabilidades se aligera y nos sentimos mejor.

8
PRACTICA LA GRATITUD
Siéntete agradecido por las cosas buenas que se te presentan. Antes de dormir, haz un pequeño inventario de todo lo positivo que te sucedió en el día, y verás que tienes mucho por lo cual sentirte recompensado.

9
VIVE MOMENTO A MOMENTO
No te dejes atrapar por recuerdos negativos del pasado, tampoco por la incertidumbre que te cause el futuro, educa a tu mente a estar en el presente, de manera que puedas estar atento a lo que realmente sucede en tu vida.

10
QUÍTALE IMPORTANCIA A LO QUE NO LA TIENE
Saca de tu vida todo lo que te haga daño. No permitas que las cosas pequeñas y sin importancia te desestabilicen y te roben la tranquilidad.

Tomado de la Revista Estampa Venezuela

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